Dos médicos malagueños son los primeros especialistas en poner sobre la mesa en Andalucía un tratamiento llamado Electroporación Irreversible (IRE) para los enfermos de cáncer de próstata, el cáncer más frecuente en el varón. Los galenos que abanderan la técnica en la región, Ildefonso Santos, especialista en Urología en el Hospital Gálvez de Málaga, y su colega Erik Schulten, urólogo y andrólogo del Hospital CERAM de Marbella, defienden sus ventajas frente a las terapias clásicas que tratan la próstata de forma global y las modernas técnicas focales. Señalan que la principal novedad es que el procedimiento brinda garantías para conservar la función urinaria y sexual del paciente.
Estos especialistas aseguran que la IRE no sólo permite conservar gran parte del tejido prostático y mantener su función, sino que, además, al ser una técnica que no utiliza energía térmica como las terapias focales más usadas no plantea problemas de disipación de calor que afecte a vasos sanguíneos, conductos como la uretra, o estructuras críticas como son los nervios.
La Electroporación Irreversible, que por el momento está fuera de la cartera de la Sanidad pública española, sólo se aplica en Murcia (Hospital Mesa del Castillo), Zaragoza (Policlínica Sagasta) y Madrid (MD Anderson Cancer Center). En la provincia, los hospitales Ochoa y CERAM-Marbella acogerán las primeras cirugías, aunque la instalación técnica es movible por lo que se pueden realizar en cualquier hospital privado. El coste para el paciente ronda entre los 15.000 y 17.000 euros.
La cirugía se lleva a cabo bajo control por ecografía y con anestesia general
Estos dos médicos, los primeros urólogos andaluces en utilizar la electroporación, han participado en un ‘work-shop’ en enero en la clínica alemana Klinik für Prostatatherapie, en Heidelberg, donde se han operado un centenar de cánceres de próstata con este procedimiento. Esta nueva técnica usa pulsos eléctricos de microsegundos de duración para abrir poros en las membranas de las células cancerígenas, las cuales mueren en las semanas posteriores a la terapia. Los pulsos eléctricos se administran a través de sondas de aguja situadas en el foco tumoral o sus alrededores, bajo control por ecografía y con anestesia general. La cirugía dura entre 45 y 90 minutos (dependiendo del número de focos a tratar) y el paciente es dado de alta a las 24 ó 48 horas del procedimiento.
Alternativas
En España se diagnostican cada año unos 28.000 nuevos casos de cáncer de próstata. Debido a los avances en el diagnóstico, este tumor se detecta en un 30-40% de los casos en un estadio precoz. Schulten afirma que hasta hace pocos años los tratamientos estandarizados para estos tumores localizados implicaban el tratamiento de la próstata de forma global, proporcionando buenos resultados oncológicos pero a la vez causando importantes efectos secundarios en una gran parte de los pacientes como la incontinencia y especialmente la impotencia eréctil.
Como alternativa hoy día existe la conducta expectante y la vigilancia activa, pero desde el punto de vista de este urólogo esta opción produce un gran estrés psicológico en los pacientes. ¿Existe otra posibilidad? Sí: las terapias focales, donde se engloba la electroporación. «La medicina no sería ciencia si no buscase constantemente mejorar los tratamientos de las patologías mas frecuentes y es allí donde la terapia focal surge hace aproximadamente 10 años como una opción terapéutica mínimamente invasiva indicada especialmente en los cánceres de bajo riesgo. Al tratarse exclusivamente el área de próstata afectada los efectos secundarios son escasos comparados con las terapias que tratan la próstata de forma global», asegura Schulten. El urólogo indica que existen diferentes técnicas, «pero las más usadas aplican energía térmica para destruir el tumor pudiendo dañar tejidos adyacentes. Al contrario, la IRE es una tecnología de ablación novedosa, no térmica por lo que no plantea problemas de disipación de calor» .
Respecto al grado de éxito y los posibles riesgos, Schulten matiza que la curación no se puede garantizar, pero el índice de éxito es equiparable al de las técnicas clásicas que tratan la próstata de forma global, por encima del 90% de los casos. Existe, a pesar, una diferencia y es que al conservar la gran mayoría del tejido prostático y mantener así su función, lo cual es beneficioso para la calidad de vida del hombre, se pueden formar nuevos tumores que habría que volver a operar.